La tendencia es de descuidar nuestras obligaciones espirituales, o cumplirlas solo como una formalidad, y hacerlas tan rápido como sea posible. Eso es debido a que no se ve los resultados tangibles de las actividades espirituales. Todas las otras actividades dan resultados tangibles- cuando trabajamos, nos dan dinero; cuando cumplimos con las obligaciones sociales, creamos unas relaciones más fuertes y más profundas. Pero cuando ejecutamos nuestras obligaciones religiosas, no vemos los resultados tangibles solo que nos sentimos más tranquilos.
Cuantas personas al ver una casa dicen, “¿Tu casa tiene una base magnífica”? Nadie aprecia o tampoco nota la base; pero si está débil no puede mantener nada- es la parte mas importante de la casa. Lo que no se lo puede ver, sostiene todo lo que se ve.
La integridad con la cual vivimos, nuestra conexión con Dios, y la cultivación de esta relación es la fundación de nuestra vida. Al menos que tengamos unas raíces espirituales profundas, nuestra integridad y toda nuestra paz mental pueden fácilmente derrumbarse, solo por un incidente, una tormenta, o una ansiedad. Pero si nuestra base esta fuerte, no importa cuantas tormentas vengan, nuestra paz mental, nuestra integridad, nuestra fe, y nuestra felicidad permanecerán. Sin esta base la tormenta pequeña puede afectarnos causando estrés y ansiedad, hasta que podemos llegar a herir las personas amadas.
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